Pintura. De la noche a la luz

Guía del ocio, febrero de 2003

Autor: Xavier Muniesa

La Ciudad de los Pasajes
Galería Llucià Homs

La Ciudad de los Pasajes

Muchos piensan que la vida empieza con un fogonazo de luz y termina en las más inciertas sombras. No es el caso de Brigitte Szenczi y Juan Antonio Mañas que, en su exposición La ciudad de los pasajes, proponen un fascinante viaje simbólico en sentido inverso. El recorrido empieza en el Atrio de los tiempos y la carne, donde los personajes que transitan cada uno de los cuadros entran en escena procedentes de una estrellada oscuridad (¿no somos acaso ─ apuntan los artistas ─ polvo de estrellas?) y revestidos con atributos materiales que adoptan la forma de algunos de los miles de productos que podríamos adquirir en un supermercado.

Siguiendo con ese simbolismo, los personajes de Szenczi y Mañas recorren en cada cuadro pasajes, corredores y callejones en los que, a modo de mercado, hallan en los anaqueles mil y un productos: desde aquellos que les proporcionarán seguridad a los que les aportarán espiritualidad, sabiduría (simbolizada en representaciones de destacados intelectuales) o el amor (un amor que la dependienta pesa cuidadosamente en una balanza).

Pero todo viaje, también el de los personajes de Szenczi y Mañas, llega en algún momento a su fin. Y ese momento queda representado en el cuadro Pasaje de la resolución, en el que aparece un único personaje cuyos múltiples tatuajes simbolizan las «mercancías» adquiridas en esta ciudad de los pasajes. ¿Su destino? Un luminoso paisaje de enorme belleza. Un final optimista ante el que uno no puede sino mirarse a si mismo y preguntarse qué mercancías desea comprar en el gigantesco supermercado que le aguarda al salir de la galería.

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